Miel Silvestre

Miel Silvestre Capítulo X “Asombro de los Aldeanos” Las montañas exuberantes hacia Caracas, eso veía la compañía toda de Serguéi Diaghilev de” Los Ballets Rusos de Serguéi Diáguilev” , mientras el chofer Fiódor Bakarov traducia en la apreciada lengua materna rusa; cada pregunta de asombro por de los integrantes que por las ventanas del tren de La Guaira a Caracas observaban. ¿Pero cómo llego Bakarov a Venezuela? es una fabulosa historia, de cómo el con su familia tomaron por error un barco que se dirigía a México pensaron haber llegado a la tierra de los Mexicas y Aztecas cuando en realidad se encontraban en Venezuela. Sin embargo había en el puerto otro ruso que les hablo de que ya existía una pequeña colonia rusa en la capital Venezolana con sacerdote y una pequeña capilla construida en un lugar cerca de las estaciones llamado “Catia” los rusos habían puesto ese nombre a su lugar de asentamiento puesto que “Catia” es el diminutivo en lengua rusa del nombre “Catalina”. Su hermana Milenka trabajaba como traductora y maestra de francés en las casas y Bureau mientras los hijos Milenka ya se habían acoplado habían tropicalizado a la manera “Creole” imperante desde siempre en por Caracas. Solía el servir de traductor también a viajeros importantes que tomaban este tren y chofer de los mismos, había sido contratado por el hotel “Majestic” para esta tarea. Nada como unos coterráneos y esta vez la vida le ponía de frente a estas famosas “Étoiles de Ballet” desde los teatros imperiales de toda Rusia, la pasión por el Ballet del pueblo ruso se llevaba como estandarte allí donde se tuviera la oportunidad de verle o donde se estuviese . Fiódor con ojos grandes y brillantes, veía sin ser mago u ocultista que el alma de estos artistas era un mero reflejo de sus excelencias en los escenarios, llenaban de luminosidad e inocencia sus recuerdos. Diághilev tomaba la mano de Vaslav Nijinsky de vez en cuando para encontrar en él un poco de refugio ante tanta muestra de belleza de la madre naturaleza en aquel tren. Mejor tomar la mano y apretar del secretamente a voces ser amado a que mostrar lágrimas de ensueño y fragilidad humana ante la compañía. Es loable este gesto y también muy noble puesto que si Sergéi mostraba lágrimas ,” Los ballets Russes” se sentirían sobre arenas movedizas puesto que la fama de Diághilev hablaba de su aplomo y como artistas estos estaban acostumbrados en ver en el ese basamento o la piedra que prometió y describió en parábolas el mismo Jesús había en sus enseñanzas. Muchas preguntas de los artistas a Bakarov el respondía muy bien como un venezolano más el respondía con amor que todo lo que veían no se parecía a las primaveras o veranos blancos de Petersburgo o Moscú el trópico contaba y danzaba de manera sin igual diferente a todo lo que habían visto es sus viajes. Sin embargo pequeños fragmentos muy parecidos a España, Italia y Francia sorprendentemente venían al encuentro. Señalo Bakarov que una colonia venida desde Kaiserstuhl en el Baden-Wurtemberg del imperio Alemán habían huido en los tiempos de la guerra franco-Prusiana traídos como colonos eran parte de muchos cuentos por parte de los caraqueños y extranjeros, puesto que sólo aparecían en los mercados vendiendo sus productos y volvían a desaparecer. Bakarov hizo hincapié a manera de broma que por estos lares no habían ni “Cisnes ni tampoco Cuervos” pero si muchos “pájaros azules y de todas clases formas y colores”. Las damas de la compañía de los Ballets Russes querían llevarse todas las flores silvestres que veían. Al llegar a la estación de Caracas curiosos lo mismo que viajeros en sus menesteres, esperaban a los artistas. No se imaginaban lo que verían, pero como se deleitaron con el hecho de sólo verles llegar. Pareció pólvora corriendo de boca en boca haciendo que una avalancha de asistentes se precipitaran a comprar entradas en busca de una plaza para la función en el “Teatro Nacional” . Todos los estratos reclamaban un puesto en dicho acontecimiento, hasta se vendieron tickets para estar de pi, Peres estaba feliz. El personal muy bien entrenado del “Hotel Majestic” se vistió de uniforme de Gala como silente homenaje. Cada uno fue a su habitación a descansar un poco antes de comer en el inmenso salón con Embajadores, Diplomáticos, sirvientes, Trino Hahn y Evaristo Peres cada uno con su familia. Un discurso de bienvenida dio paso a un brindis con vino servido en vasos para acoplar el apetito y celebrar al mismo tiempo era una costumbre que se leía en un libro escrito por un erudito venezolano y seguido por toda la Hispanoamérica “El manual de Carreño” acotaba que el vino tinto debía servirse en vasos. El menú comenzó con un llamado llamado a la tradición francesa. Una sopa de corronchos y cangrejos del rio Guaire con pulpos bebes frescos traídos desde la guaira, papas y cebollas y zanahorias con cebollines y un toque de limón al gusto. Tortillas de casabe acapararon la atención como complemento de la sopa así como una salsa verde llamada guasacaca pronto desaparecieron de sus fuentes. Vino blanco en elegantes copas y una ensalada de tomates, cebollas y aguacate y perejil con un toque de picante criollo dio paso al plato fuerte. Otra ensalada de papas y zanahorias hervidas con manzanas verdes sin cocer en mayonesa y con gallina, arroz y un asado de ternera llamado “negro” más un pastel de maíz con pimentón cebolla y perejil servido dentro de las hojas del “Jojoto”. Fue divertido descifrar que cosa eran esos bollos, muchos volaron al no saber cómo sacarlos de su envoltura por parte de la compañía cosa que hizo reír mucho a todos. Vino de cerezas dulzón anunciaba el cercano postre y los platos se cambiaron para traer plátanos horneados con salsa de papelón y anís estrellado polvorosas y suspiros con una gran tajada de torta de guayaba con glaseado de fresa y crema chantilly, “Baquetón”. Al día siguiente mando Diaghilev a cambiar el menú del desayuno por manjares más tradicionales. Entonces unas tortas asadas de maíz llamadas cachapas con un dulzón y pastoso queso de oveja con jugo de duraznos.

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