La historia de Abraham
Tefilim 145, 19 Teme, pero no temas
El hace lo que quieren –aquellos que lo temen-acude a sus llamados y los salva.
Para el pequeño Avraham su primo Lot era muy confuso muy retraído pero a la vez muy divertido, se hicieron buenos amigos, pero Lot siempre era de travesuras y el pequeño Avraham siempre intyercedia por el ante vecinos, familiares y maestros. Los padres de Lot, Mino y Lekia llegaron don de sus cuñados los padres de Avraham Mareb y Climtaba muy contentos por la fama del niño en todo el reino de Ur y querían que Lot creciera con Avraham eran gente. Avraham sabía que Zarai era su hermana pero también sabia por sus observaciones del cielo que ella sería su esposa. Avraham descubrió que las manchas del sol no eran esto si no los ojos del astro rey y veía como este observaba las danzas celestes y le contaba a su primo Lot. Era un verdadero dolor de cabeza para el pequeño Avraham las bromas de Lot. Pero este le hacia reír y desde luego que aprendia de su primo Avraham. –Por Favor Avraham quiero ver uno de tus amigos los ángeles dijo el pequeño Lot y Avraham oro apareció entonces un refulgente ángel y Lot se desmayó. –Ya debes empezar a escribir tu Séfer Ietzirá ספר יצירה dijo el ángel a el pequeño Avraham entonces le dio por primera vez las letras hebreas al pequeño y dijo que el ángel que les tuviera respeto y creyera en su poder. Estas habían ayudado a El Saddai a crear todo los universos lo invisible y lo invisible para los demás. Debia ponerle mucho cuidado y practicar en la certeza con estas letras que se usaban desde el principio de la creación. Tambien le hablo del árbol de la vida y de los sefirot. Comenzaba ya una etapa muy madura en un niño y comenzó a escribir su libro mientras observaba, era bueno con sus padres, cuidaba de Zarai y le hacía acotaciones sobre su comportamiento a su primo Lot. Pronto Los ángeles le revelarón un nuevo nombre de Dios a avraham que debía usar en su adultez. Mientras el niño crecía en gracia y respeto entre los habitantes de Ur y sus familiares también se afianzaba su misericordia por todo y todos y El Creador le amaba en cada acción. Llego entonces a su adultez entre mucho estudio y devoción.
“Felices los que tienen hambre y sed de Justicia porque serán saciados” (Mt 5, 6)
Libertad irreversible.
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