El potencial.
Salmo 131 Dios le dará el trono de su padre David.
Canción de las subidas. De David. No está inflado, Yahveh, mi corazón, ni mis ojos subidos. No he tomado un camino de grandezas ni de prodigios que me vienen anchos.
2.No, mantengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como niño destetado está mi alma en mí!
3.¡Espera, Israel, en Yahveh desde ahora y por siempre!
- El Rav Berg me ha levantado de la cama yo gustoso lo he escuchado y venido este capítulo se llama “ La Unidad del Alma” y va de esta manera. El aspecto en excusa de la Torah, que es Kabbalah, tiene el poder de penetrar dentro del corazón de cada uno de os seres humanos y tocar sus almas. Rabbi Brandwein me lo dijo un día. “Nosotros existimos en esta tierra como almas como cuerpos físicos, pero sin estos cuerpos tan sólo somos almas y nuestras lamas son parte del Creador” –me invita a proseguir a la siguiente página – Sólo como las Almas de Adán y Eva que contenían todas las almas para venir en una simple unidad, entonces cada uno de nosotros contenemos la unidad del Creador”. Yo no había estudiado con Rabbi Brandwein por algún tiempo. Yo tuve un pensamiento de que yo había agarrado estos extraordinarios conceptos, pero yo no me di cuenta por completo de todo el significado hasta la celebración de Janucá que nosotros asistimos juntos un poco antes de la Guerra De Los Seis Días.
Muchos pensamientos con que estaban en carrera dentro de mi mente mientras nosotros íbamos a esta celebración. Desde que tenía 13 años, por ejemplo yo me preguntaba por la apariencia del Mesías. Cuando alrededor mío se veía en una destrucción y disensión diseminadas por doquier, de las religiones peleando contra otras religiones y miembros de la misma religión desesperadamente peleando entre sí y cada uno ¿Por qué el Mesías decidiría entonces aparecer? En adicción a esto yo leí el Zóhar que dice que cuando el Mesías aparezca, la guerra continuará, y el mismo Mesías, será un objetivo. ¿Entonces cómo podría el estar de acuerdo en regresar?. Estas eran algunas de las preguntas en mi mente en toda la temporada de fiestas poero yo estaba exitado y anticipándome Rabbi Brandwein estaba lleno de excitación y anticipación de que era el momento de dejar Tel Aviv y retornar ala vieja ciudad de Jerusalén en la cual Israel habia adquirido durante la guerra.
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial.
2.Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
3.Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha;
4.así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
5.«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
6.Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
7.Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados.
8.No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
9.«Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;
10.venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
11.Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
12.y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
13.y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
14.«Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
15.pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.
16.«Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga.
17.Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
18.para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
19.«No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban.
20.Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
21.Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
22.«La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso;
23.pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
24.Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.
25.«Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26.Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
27.Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
28.Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29.Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
30.Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
31.No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32.Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33.Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
34.Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal. (Mt 6)
Mientras toda lectura es válida, Es bueno echarse una lectura del Publicano converso. Y leer todo lo necesario para los actuales días del Mesías.
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