Más Que Amigos Aquí y Ahora.
Reyes de la tierra, canten al Señor Aleluya. Salmo 67. "Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico. 2.¡Dios nos tenga piedad y nos bendiga, su rostro haga brillar sobre nosotros! 3.Para que se conozcan en la tierra tus caminos, tu salvación entre todas las naciones. 4.¡Te den, oh Dios, gracias los pueblos, todos los pueblos te den gracias! 5.Alégrense y exulten las gentes, pues tú juzgaz al mundo con justicia, con equidad juzgas a los pueblos, y a las gentes en la tierra gobiernas. 6.¡Te den, oh Dios, gracias los pueblos, todos los pueblos te den gracias! 7.La tierra ha dado su cosecha: Dios, nuestro Dios, nos bendice. 8.¡Dios nos bendiga, y teman ante él todos los confines de la tierra!"
-Se me olvidaba que Dios nos da amigos espirituales que le han escuchado-Háblame Señor que tu siervo escucha tu siervo no necesita verte pero sabes que te escucho en el corazón y ahí tu moras y te guardo como precioso tesoro-í, pero con matices. El Islam tiene santos (walī), aunque no en el sentido en que habitualmente los concibe el cristianismo. De hecho, el culto a los santos no es de origen coránico y ha estado mal considerado e incluso duramente perseguido. Sin embargo, estas figuras poseen unas características especiales que las hace destacar espiritualmente.
La santidad es un atributo de Dios y le confiere este don a quien Él escoge, de acuerdo a su sabiduría y bondad supremas. El Corán hace mención de ciertos elegidos que están particularmente cercanos a Dios: sabios, creyentes, piadosos y virtuosos.
La palabra “santo”, no sólo es uno de los nombres de Dios (Qur. 2, 258), sino que también significa compañero, protector, bienhechor. En sentido religioso, podría traducirse más por “santón”, el que conoce a Dios (sea hombre o mujer, waliya). Siempre han existido figuras así en el islam. Podría decirse que ejercen un papel de símbolo espiritual de referencia.
Como personas de Dios, poseen ciertas cualidades espirituales. La primera de ellas es la de ser creyente. Esto no resulta una obviedad si consideramos que debe guiarse en todo momento por los mandatos de Dios, algo que implica un rechazo explícito de todo aquello que pueda estar prohibido por Él.
Deben amar y defender la verdad en todo momento y cumplir todos los actos de adoración establecidos. Asimismo, deben esforzarse constantemente por huir de lo terrenal y perfeccionarse a sí mismos. En ellos debe reflejarse una moralidad transparente, modelada sobre la ética del Corán y la Sunna.
Todo ello hace de estas personas poseedoras del Qutb (el eje, el centro). Es decir, son depositarios de la luz y el fuego, símbolos de la energía divina. Un don que son capaces de irradiar, convirtiéndose en referentes de su tiempo y que refleja una relación de intimidad con Dios.
Personas dignas de ser seguidas en cuanto que poseen autoridad moral y ética, símbolos más altos de santidad. En este sentido, manifestarán un alto grado de ascetismo, liberados del yugo de las pasiones. También poseen la capacidad de derramar bendiciones y el don de hacer milagros (karāmāt). Sus hechos están compilados en los Manāqit.
Indudablemente, la figura de los santos o santones posee un contenido cultural importante. Vivos o muertos, los santos (también conocidos como murabit, muley o sidi en el Magreb) son objeto de las visitas de las gentes deseosas de beneficiarse de su influencia y recoger su baraka (bendición).
La veneración a los “santones” se ha reforzado con el sentimiento popular especialmente en África del Norte y Magreb. En estas zonas adquirió un desarrollo y perfiles particulares. Podemos encontrarlos como patronos de ciudades e incluso de algunos oficios: Sidi Mahrez de Túnez, o Sidi Bumedian de Tlemcen.
Muchos de ellos solían vivir en construcciones fortificadas que protegían las fronteras del islam (ribat o morabitos). Posteriormente, las tribus y familias que habían tenido entre sus miembros a un santo, pasaron a “heredar” sus bendiciones y han constituido en muchos lugares una especie de grupo privilegiado con importante influencia en Marruecos, Argelia o Túnez.
No hay que olvidar que ha habido muchas mujeres musulmanas que han ingresado en la categoría waliya (santa). Entre ellas hay que mencionar a la hija del Profeta, Fátima Az-Zahra, a su esposa Jadiya, su nieta Zainab. Fuera de las allegadas a la Casa del Profeta, podemos nombrar a la mística Rabi’a al-Adawiyya (siglo VIII DC). Uno de los nombres y atributos de Dios es “Voluntarioso”, que es una descripción bastante intuitiva de Dios. Puesto que Dios es el Creador, Proveedor y Sustentador del universo, Él debe ser descrito como “Voluntarioso”.
Todo en el universo está sujeto a la voluntad de Dios, solo sin un compañero. Una criatura no puede ir en contra de la voluntad de Dios. Todo sigue la voluntad de Dios, pero Dios sigue Su propia voluntad, no la de ningún otro, puesto que a Él no se le preguntará por lo que hace, pero al resto sí.
Dios como Voluntarioso, hacedor de lo que quiere, en el Islam
En el Corán, Dios (“Allah” en árabe) es descrito como tal “Voluntarioso” Señor que hace lo que quiere. Leemos:
Los desgraciados estarán en el Fuego y allí, suspiros y sollozos.
En él serán inmortales lo que duren los cielos y la tierra, exceptuando lo que tu Señor quiera pues es cierto que tu Señor hace lo que quiere.
Los felices estarán en el Jardín, inmortales en él, lo que duren los cielos y la tierra exceptuando lo que tu Señor quiera. Será un regalo sin cese. (Hud 11: 106-108)
También leemos:
Realmente la violencia de tu Señor es grande. Él es el que da origen y lo repite de nuevo. Y Él es el Perdonador, el Amoroso. Dueño del Trono sublime. El que hace lo que quiere. (Al-Buruj 85: 12-15)
El Corán confirma que Dios hace lo que Él quiere. Leemos:
Es cierto que Allah hará entrar a quienes creen y practican las acciones de bien en jardines por cuyo suelo corren los ríos. Verdaderamente Allah hace lo que quiere. (Al-Hajj 22:14)
También leemos:
Así son los mensajeros. Hemos favorecido a unos sobre otros: Hubo algunos a los que Allah les habló y a otros los elevó en grados.
A Isa, hijo de Maryam, le dimos pruebas evidentes y lo reforzamos con el Espíritu Puro. Y si Allah hubiera querido, sus seguidores no habrían luchado entre sí, después de tener las pruebas evidentes; sin embargo entraron en discordia.
Una parte de ellos cree y otra parte no; si Allah quisiera no lucharían entre sí, pero Allah hace lo quiere. (Al-Baqarah 2: 253)
Dios como voluntarioso en el cristianismo
Aunque Jesús es tomado como Dios en el cristianismo, la Biblia nos dice que él no era “voluntarioso”, y más bien hizo lo que Dios (llamado “Padre” en el cristianismo) decidió, quien lo envió a la gente como un mensajero y profeta.
Por ejemplo, en el Nuevo Testamento, leemos:
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. (Mateo 26:39)
También leemos:
Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. (Mateo 26:42).
Leemos, además:
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. (Juan 4:34).
La declaración de Jesús de que él no hizo lo que quiso, sino lo que Dios quiso, está asociado con su confirmación de que no puede hacer nada por sí mismo, de que solo puede hacer las cosas a través del poder de Dios. Leemos:
No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. (Juan 5:30)
Puesto que Jesús no hizo lo que quiso, sino lo que Dios quiso, Jesús no puede ser Dios. Él era solo un profeta enviado por Dios para hacer lo que Dios quiso, es decir, guiar a la gente a la adoración del Señor de la gente, único y sin asociados. No te enamores de los huesos, busca el espíritu.
Frases de Huesos
¡Oh hábil jinete en busca de corcel, vuelve en ti!
Frases de Corcel
Transforma tu cuerpo entero en visión, hazte mirada.
Frases de Visión
Siempre que la belleza mira, el amor también está allí.
Frases de Belleza
Una persona no está enamorada si el amor no ilumina su alma.
Frases de Enamorada
Cada rosa fragante nos está contando los secretos de lo Universal.
Frases de Universal
En el reino del alma hay cielos que dominan al cielo de este mundo.
Frases de Reino
Salvo el amor tierno, salvo el amor tierno, no siembro otra semilla.
Frases de Tierno
Que la verdad sea la fragancia del alma, y no la agitación del mundo.
Frases de Fragancia
Quien ama de veras, sale de sí mismo. Quien sale de sí, se desnuda de sí.
Frases de Desnuda
Mientras el sediento busca agua, el agua está también buscando al sediento.
Frases de Buscar
Aunque los caminos de la búsqueda son numerosos, la búsqueda es siempre la misma.RumiNo hay beneficio en el pensamiento y la pena sobre mis pensamientos y mis deseos. No hay por qué arrepentirse por lo que pensamos o queremos hacer.Zóhar –En la vida nosse nos da la obligación de hacer esto para actuar una buena acción por una futura obligación Rav Berg" Bíblia Católica Antigo Testamento Novo Testamento Bíblias Leituras do dia A Bíblia e a Igreja Livraria Home La Biblia de Jerusalén Juan Capítulo 17 Juan, 17 1.Así habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. 2.Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. 3.Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. 4.Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. 5.Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. 6.He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. 7.Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; 8.porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. 9.Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; 10.y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. 11.Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. 12.Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. 13.Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. 14.Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. 15.No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. 16.Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. 17.Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. 18.Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. 19.Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad. 20.No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, 21.para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. 22.Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: 23.yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. 24.Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que ma has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. 25.Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. 26.Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.»" (Jn 17)
Como La Daridad Y Bonda¿d De santos y Justos Amén Amin Amén
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