Miel Silvestre

Capítulo XI “ El ensayo de las luces” Dos días después de la llegada, la compañía tomo clases en el escenario a cargo de Mikhail Fokine. José Bolaños cargo el mismo las barras mientras mientras un violinista y pianista servían como acompañantes, un lujo que se merecían . En uno de los caminares por los pasillos para llevar algunas chucherías coco Bolaños con Anna Pavlova y la baño de todo lo que llevaba este se asustó tanto, pero Anna solo sonrió y entro de nuevo al camerino y salió con nueva ropa de ensayo perfecta al escenario, este encuentro encendió algo ahí, cansados estamos de escuchar que el amor llega cuando menos se les espera de golpe, “aquí eso se cumplió” Anna mando buscar a José para que compartiera con las mujeres y les trajera flores silvestres delos alrededores. Ellos dedician- Ahí pasa algo más” regresaron al hotel Majestic comieron y durmieron, al día siguiente partituras se movían con celo, de las las obras compuestas se escogió como apertura para la gala “Le Dieu Bleu” de Reynaldo Hahn a petición de Evaristo ya que este había sido parte fundamental del contacto y celebraría al compositor en la ciudad que le vio nacer, seguido por el pas de deux de de La belladurmiente de Tchaikovsky, solo de la muerte del cisne de Saint Säens, la coda de la el solo de Nijinsky en El espectro de la rosa, Léonide Massine como Petruska con los papeles femenisnos a cargo de Bronislava Nijinska y Tamara Karasavina, Arlequinade con Fokine y Vera Fokina y gran parte de “Sacre”. Los Músicos y Director locales quedaron fascinados. Matilde estaba más que feliz de ser la anfitriona de los artistas y le propuso una caminata por los alrededores a las damas para que y los niños que hacía todo tipo de preguntas, y le recordaban que contase lo que había visto en París aquella vez que Debussy se dio de puñetazos. Matilde contaba la escena y las mujeres de la compañía ponían una cara de orgullo. En este paseo encontraron las bailarinas cosas increíbles en los almacenes cercanos de factura local y extrajera, compraron sombreros y guantes hechos en Caracas así como Agua de colonia como regalo para los bailarines hecha por un perfumista y boticario ellas también compraron sus dulces creaciones para damas. Todo le pareció de alta factura así de aldeana y moderna era un secreto luminoso La llamada “Ciudad de los techos Rojos”

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